¿Te cuesta perder peso y a la más mínima ingesta fuera de la dieta no quieres subirte a la báscula? ¿Te desespera la situación y no sabes el motivo? ¿Por qué no consigo adelgazar?
Este nuevo artículo es la continuación del post de la semana anterior y antes de responder a las diferentes preguntas voy a explicaros como ha cambiado en la actualidad nuestro metabolismo.
La calidad de nuestra alimentación es peor que la de nuestros antepasados cazadores recolectores. A pesar de ser más abundante y variada no es más nutritiva, aunque sí más segura.
Las carnes y pescados de caza eran carnes magras, con menos grasa y con 5 veces más ácidos grasos poliinsaturados, mayor contenido en proteínas, y menos calorías que la del ganado doméstico actual.
La alimentación de nuestros ancestros estaba basada en vegetales, semillas, tubérculos, raíces, bulbos, frutas ácidas.
Estos alimentos eran muy bajos en almidón, menos calóricos y por lo tanto menos necesaria la producción de insulina.
Si añadimos que estamos continuamente haciendo dietas muy restrictivas, nuestro organismo se pone en modo ahorro para evitar un gasto innecesario de calorías, así que, tenemos un circulo vicioso difícil de romper.
¿Se ha adaptado epigenéticamente nuestro organismo a nuestros cambios en la dieta?
Algunos organismos se han convertido en “genotipos ahorradores”. Nos hemos convertido en unos conservadores de energía; ¿y como la ahorramos? Convirtiendo todos los excesos calóricos en tejido adiposo.
Después de una comida abundante en nuestro organismo actúan unos mecanismos de liberación súbita y masiva de insulina, minimizando de ese modo la hiperglucemia prospandial (aumento de glucosa en sangre).
El exceso de insulina circundante es en parte la responsable del aumento del tejido adiposo y cuya consecuencia será tener un mayor depósito de energía en forma de grasa.
Por el contrario cuando hay un déficit de insulina, el organismo utiliza nuestras reservas de grasa como generadoras de energía.
Y aquí tenemos una explicación más del por qué algunas personas engordan más rápidamente que otras, son metabolismos eficientes y ahorradores.
Otros, sin embargo, son metabolizadores ineficientes o «antorchas humanas», ya que utilizan prácticamente todas las calorías que ingieren. Son personas delgadas o ectomorfas a las que les cuesta mucho aumentar su peso.
Desgraciadamente y debido al incremento actual de la obesidad, cada vez hay más genotipos ahorradores, ¿o por el contrario otras circunstancias han influido en la epidemia de obesidad mundial?
Por otro lado, la microbiota intestinal es diferente tanto en personas delgadas, como en personas que padecen sobrepeso. En consulta trabajamos la mejora de la composición corporal, incluida la microbiota intestinal con microbioterapia.
En mi opinión algunos de estos factores son:
- Mala alimentación.
- Sedentarismo.
- Deficiente calidad del sueño.
- Una microbiota alterada.
- Un entorno obesogénico.
- Insuficientes medidas socio-políticas y económicas.
- Inexistente prevención y educación para la salud.
- Intereses económicos de la industria alimentaria y también farmacéutica.
- Factores determinantes psicosociales y económicos.
No hay un solo determinante para que actualmente la obesidad sea una epidemia mundial.
En particular, en nosotras las mujeres es aún más complicado mantenerse en una buena estructura corporal.
Otro de los factores es un tema de regulación hormonal, ya que los niveles elevados de estrógenos provocan que se nos acumule más grasa en los muslos y caderas.
Por naturaleza, nosotras tenemos más grasa corporal, por el contrario los hombres generalmente tienen más músculo por sus niveles de testosterona.
Tener una buena masa muscular aumenta tu metabolismo basal, así que ellos consumen más energía en estado de reposo. De ahí la importancia de entrenar la fuerza y la tonificación. El músculo es un órgano endocrino.
Además también retenemos más líquido cuando estamos ovulando, o con el síndrome pre-menstrual. No te recomiendo que te subas a la báscula en esos momentos, podemos llegar a pesar entre 1 o 3 kilos más. 🙁
Y otro de los factores es el deseo dirigido a alimentos dulces tan difícil de controlar en esos momentos, y si para más inri nuestro nivel de estrés es alto, ya ni os cuento, como bien sabréis, ¿no?
Otro factor más es el permanecer demasiado tiempo sin hacer ejercicio, trabajos sedentarios. En otras ocasiones, tendemos a subestimar las raciones de un plato…
Flaquear es normal y humano, no nos castiguemos demasiado por ello…
Os recomiendo visitar a un dietista o nutricionista que os elabore una buena historia dietética, que estudie bien vuestro caso y os planifique una buena alimentación.
Pero sobre todo, que os ayude a modificar vuestros hábitos y poder así aprender a planificar vuestros menús.
Recordar que es difícil llegar a cumplir unas expectativas irreales y os recomiendo leer este otro artículo que escribí sobre el tema.
Y aún hay otro factor determinante a la hora de perder peso en las mujeres, como el climaterio y la menopausia. Recomiendo su lectura a todas aquellas mujeres entre 40-70 años.
Espero que os haya gustado el artículo de hoy, y os agradezco que compartáis. 🙂
¡Hasta luego!